HISTORIA ANTIGUA: El
Coliseo
Hacia el siglo I a. C. se creó en Roma un edificio para albergar las luchas de
gladiadores, el anfiteatro, que se construyó en todas las ciudades importantes
del Imperio.
El Anfiteatro Flavio, o Coliseo, fue el mayor todos ellos y uno de los más grandes construidos en la Antigüedad
El Anfiteatro Flavio, o Coliseo, fue el mayor todos ellos y uno de los más grandes construidos en la Antigüedad
Historia de su
Construcción y Estructura del Coliseo
El origen de los anfiteatros: Hasta la época de Julio César, las
luchas de gladiadores y similares se celebraban en los circos o en estructuras
desmontables construidas al efecto. Fue Curión el Joven, hacia el 52 a. C., a
quien se atribuye la idea de hacer construir dos teatros de madera de igual
tamaño, adosados por los vértices de sus curvas y montados sobre sendos ejes.
Estas estructuras podían girar sobre dichos ejes y quedar unidas frente por
frente, de forma que los dos hemiciclos formaran un inmenso óvalo, ya que se
podían retirar los tabiques de los escenarios de los dos teatros para formar
una única arena. En época de Augusto, se levantó el primer «doble te, de piedra
de Roma: fue erigido al sur del Campo de Marte, en el 29 a. C. por Cayo
Estatilio Tauro. Cuando quedó destruido en el 64 d. C. por un incendio se
levantó Coliseo, o anfiteatro Flavio para sustituirlo.
El mayor edificio de Roma: las obras se iniciaron hacia el año
2O, el primer año del reinado del emperador Vaspasiano y terminaron en el de
Tito, en el año 80, cuando fue oficialmente inaugurado en una ceremonia que
incluyó diez días de juegos. Hacia el 82 d.C. Domiciciano completó la
estructura añadiendo un piso superior. Se eligió para su emplazamiento la zona
del antiguo lago de la Domus Aurea de Nerón, que fue desecado hacia el Tíber
por una alcantarilla. Debe su nombre precisamente a su proximidad a una colosal
estatua de Nerón. Fue construido en un breve plazo de tiempo que puso a prueba
capacidad de organización de los maestros de obras que impusieron un sistema de
varios turnos, la prefabricación de ciertos elementos y la construcción
modular, con la ayuda de una compleja maquinaria y una, mano de obra
especializada. Los materiales utilizados fueron diferentes según las cargas que
tenían que soportar: en los pilares y muros exteriores se empleó piedra y
ladrillo y piedra más ligera cuanto más cerca la arena. Se utilizó el hormigón
en la construcción de los pisos abovedados de los corredores. En su
construcción se emplearon 100.000 m de travertino y 300 toneladas de metal para
las grapas que mantenían unidos los bloques.
A diferencia de los primeros anfiteatros,
cuya ubicación se procuraba que estuviera en colinas para ofrecer apoyo a los
muros, el Coliseo es una estructura pendiente de piedra y cemento, de 48 metros
de alto, y 188 de largo por 156 m. ancho con capacidad para 50.000 espectadores
que podían acceder o salir de a menos de tres minutos gracias a una compleja
red de pasadizos y salidas. La numeración consecutiva sobre los arcos de
entrada se correspondía con la numeración de los asientos. Desde el exterior
presenta cuatro pisos de arcadas en los que se puede apreciar la superposición
de órdenes, en columnas de tres cuartos con función meramente decorativa: abajo
el toscano, en el medio el jónico y arriba el corintio. El muro exterior se
apoya en 80 pilares macizos, que a su vez se conectan con los interiores por medio
de bóvedas de hormigón.
No queda nada del pavimento del ruedo: el
visitante actual puede ver el laberinto de celdillas y pasadizos que había
debajo; habla aparatos elevadores ocultos yl escotillones para que las fieras y
los hombres aparecieran desde debajo del suelo. A nivel del suelo, a la
derecha, se sitúa la puerta principal del edificio o porta triunphalis y la de
enfrente es la puerta por donde se evacuaban las víctimas o porta libitínaria,
La cavea o graderío empezaba a cuatro metros
sobre el nivel de la pista, con una Y plataforma (podium) protegida por una
baranda de bronce; sobre el podium se alineaban los asientos de mármol del
público de más categoría. Más arriba se escalonaba la gradería destinada al
público ordinario, dividida en tres zonas. La primera zona de gradas comprendía
veinte escalones; la segunda, dieciséis; entre la segunda y la tercera se
levantaba un muro de cinco metros de altura horadado de puertas y ventanas En
la tercera se sentaban las mujeres, bajo un amplio voladizo sostenido pOr
columnas. Sobre el voladizo, de pie, se ubicaban los extranjeros y los
esclavos.
En el último piso pueden verse ménsulas de
apoyo que servían para sujetar los mástiles a los que se ataba eltoldo o
velarium que se alzaba en verano para proteger a los espectadores del calor. En
el interior, en el pavimento, también hay restos del dispositivo de anclaje
para los sistemas de poleas mediante los cuales se izaba el toldo. Para los
espectáculos nocturnos se suspendía un enorme candelabro sobre el ruedo. De
todas las localidades las mejores eran las que estaban encima del podium,
especialmente los dos palcos que se ubicaban a cada extremo del eje menor: al
norte el del emperador y la familia imperial, y al sur el del prefecto de la
ciudad y los magistrados Sin embargo, es de destacar que a pesar de las medidas
monumentales del edificio, los arquitectos romanos consiguieran que la
visibilidad fuera perfecta desde cualquier punto.
En cuanto a la decoración, se sabe que era
riquísima, con profusión de estatuas y escudos de bronce, etc., pero apenas
quedan restos de relieves de mármol y estuco debido a que en sus veinte siglos
de historia sufrió terremotos y considerables daños y expolios que hicieron que
desapareciera todo el mármol de los asientos y el material decorativo. Fue
restaurado a principios del siglo XVIII por Stern
y Vafaier.
Panem et circensem:Los espectáculos públicos, tanto los que se
desarrollaban en el teatro (ludí scaenic) como los que se llevaban a
cabo en el anfiteatro y el circo (ludí circenses) fuero aspecto importante de
la sociedad romana, especialmente en época imperial, cuando una de las
principales preocupaciones del emperador era proveer de alimentos y diversión
al pueblo. Además de una dimensión social, los juegos tenían una vertiente
política y religiosa importante. La celebración de los ludí, normalmente, era
fiesta del calendario oficial. Los más importantes eran anuales y se celebraba
fecha fija (ludí stati).
Cuando el emperador establecía ludí extraordinarios, nombraba a los curatores ludorum, que eran los
encargados de prepararlos. La popularidad de los emperadores se medía por el
éxito conseguido en los juegos, que se mantuvieron hasta el fin del Imperio.
Los gastos corrían a cuenta del erario
público, pero muchas veces los magistrados, para hacerse con el favor de la
plebe, gastaban su propio dinero. También celebraban con ocasión de funerales o
cualquier acontecimiento que hiciese oportuno un acto de munificencia privada
hacia el pueblo; por esto había algunos que especulaban, adquiriendo parejas de
gladiadores y cediéndolos a quien los pidiese.
Venationes:Los juegos duraban todo el día.
Por la mañana se soltaban las fieras que peleaban entre sí o contra
«cazadores»: También se usaban para dar muerte a los condenados; algunos
mártires cristianos perecieron de esa forma, pero no hay constancia de casos
ocurridos en el Coliseo. En las luchas de animales se utilizaron todo tipo de
especies, como los osos polares, elefantes, tigres de la India o rinocerontes.
Los bestiarios eran los que se enfrentaban contra las fieras; a veces incluían
en el programa alguna «gracia», como luchar en zancos contra gatos monteses.
Hacia mediodía se retiraban los cadáveres y se cubría el pavimento de arena
limpia para preparar el plato fuerte: las luchas de gladiadores.
Gladiadores: En los
ludí gladiatorí, luchadores bien entrenados se enfrentaban por parejas de
maneras diversas. El origen de los combates de gladiadores se atribuye a los
etruscos. Los gladiadores eran en su mayor parte prisioneros de guerra o
esclavos a los que se adiestraba en una especie de cuarteles con instructores
especializados; también había hombres libres que se entregaba a los lanistas
(empresarios de gladiadores) por simple gusto. Los gladiadores se adiestraban,
según sus aptitudes, en armas diferentes. Entre los dique versos tipos,
destacaban los samnitas que usaban escudo y espada; los tracios, se protegían
con una rodela y luchaban con puñal; los murmilones que llevaban casco decorado
con un pez y solían combatir con los retiari; armados con una red y un tridente;
los ecuestres, que luchaban a caballo con una lanza, y los meridiani que se
batían en los días que había otros espectáculos para rellenar los intermedios y
el tiempo de descanso que quedaba al mediodía.
Antes de empezar la lucha, los gladiadores
saludaban al emperador con el clásico «Ave, imperator, morituri te salutant».
Varias parejas o grupos combatían a la vez ¿Cuando un gladiador era herido,
podía solicitar el perdón. El emperador escuchaba la opinión de la muchedumbre
sobre si había luchado como era debido. Si todos agitaban el pañuelo al caído
se le perdonaba la vida. En caso negativo, la gente volvía hacia abajo el puño
con el pulgar tieso y el gladiador era rematado por el vencedor o por un
sirviente. El gladiador victorioso era recompensado con riquezas y conseguía
ganarse las simpatías del público. El más preciado honor que podían obtener era
el sable de madera (rudis) símbolo de liberación.
También se escenificaban batallas mitológicas
e históricas con los contendientes convenientemente disfrazados. Estas escenas
servían para dar muerte a los condenados de Una manera «imaginativa»: mientras
que en los espectáculos normales la muerte del protagonista era ficticia, ya
que en el último momento se le sustituía por un monigote en el circo, el actor
destinado a morir, moría de verdad.
Aunque no era su espacio natural, en el
Coliseo también llegaron a celebrarse naumaquías o simulacros de batallas
navales, como la ofrecida en tiempos de Domiciano. Para conseguirlo algunas
zonas del pavimento se eliminaban para inundar la arena de agua.
Decadencia del Coliseo
Romano
Durante el papado de Gregorio I Magno muchos
de los monumentos antiguos pasaron a manos de la Iglesia, que era la única
autoridad efectiva. Sin embargo carecía de recursos para mantenerlos, por lo
que cayeron en el abandono y el expolio. Durante la Edad Media, la decadencia
de la ciudad afectó a todos los monumentos imperiales. Los terremotos de 801 y
847 provocaron grandes destrozos en un edificio prácticamente abandonado en las
afueras de la ciudad medieval.
Cuando en 1084 el papa Gregorio VII fue
expulsado de la ciudad, muchos monumentos cayeron en manos familias nobles
romanas, que los usaron como fortalezas. Es el caso del Coliseo, ocupado por
los Frangipane, que lo convirtieron en el centro de su área de influencia. El
Coliseo fue cambiando de manos hasta 1312, en que volvió a la Iglesia.
Durante la Edad Media se creía
equivocadamente que el Coliseo había sido un templo dedicado a diversos dioses,
como el Sol. La confusión podía provenir del coloso de Nerón, al que Vespasiano
había cambiado la cabeza por la del dios Sol.
A lo largo de los siglos XV y XVI, el
travertino que lo recubría fue arrancado para reutilizarlo en otras
construcciones. Entre otras, se utilizó para el Palacio Barberini y para el
Puerto de Ripetta. Un conocido dicho latino reza Quod non fecerunt Barbari, fecerunt
Barberini (lo que no se
atrevieron a hacer los bárbaros, lo hicieron los Barberini). También se utilizó
para quemarlo y obtener cal. El expolio de piedras continuó hasta 1749, en que
Benedicto XIV consagró el monumentos como iglesia pública en memoria de los
mártires allí ejecutados (si bien se cree que la mayoría de éstos fueron
martirizados en el Circo Máximo).
En el siglo XIX, por contra, comenzaron una
serie de obras para estabilizar muchos monumentos antiguos. En 1820 se
terminaron varios contrafuertes que son claramente distinguibles hoy día, y sin
los cuales el edificio probablemente se habría derrumbado. Durante todo el
siglo se sucedieron obras de consolidación y mejora, en un proceso que aún
continúa.
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